lunes, 10 de octubre de 2016

Una lección de televisión



Foto: Internet
Desde que entré a la universidad el último lugar al que pensé iría a parar para hacer prácticas o trabajar fue la televisión. No fue que la rechazaba de plano porque no me gustaba, creo que cada experiencia te brinda bastante por aprender, era más bien un tema en donde se disputaba mi personalidad y mis gustos.

En definitiva, no tengo idea de la cantidad de veces que prácticamente me burlaba o me daba vergüenza de la calidad de profesionales que podía apreciar por los contenidos que veía en pantalla. Mi formación como periodista, y justamente porque iba a terminar y ser conocida como tal, me encaminaba a trabajar en un diario, una revista, ser fotógrafa y algunas raras veces se acentuaba la idea de trabajar en producción con la realización de videoclips, cortos e incluso de tener mi propia productora, meta que aún persigo.


Y como la vida es así de 'cruel' y te quiere enseñar a que dejes de hablar sin saber todo lo que hay detrás, me llevó de la manera más tonta, simple y menos pensada a este mundo de encuadres y desenfoques, en donde solamente ves lo que sale en pantalla.


Fue un domingo cualquiera cuando mi primo comentó que en el trabajo de su vecino estaban buscando una practicante para trabajar en producción de un programa magazine. Con un mensaje por whats app y en menos de 5 minutos, me dijo que debía presentarme al día siguiente en el canal para una entrevista de trabajo.


Así fue que comenzó esta historia en la TV, el lugar menos pensado en que creí estar. Probablemente también debido a que durante los 5 años de mi carrera no dejé de escuchar sobre cierres de edición, editores, correctores, secciones y todo lo relacionado a la prensa escrita.


Ahora pienso que gran parte de la temeridad de ciertos periodistas se debe en gran parte a lo encasillado que vemos nuestro futuro al solo pensar en textos y más textos. Claro que mi sueño aún es ser parte de un diario reconocido, salir a comisiones y chocar con la realidad que me haga sentir una periodista pura en su totalidad.


Sin embargo, el área de producción, que es mi trabajo desde hace más de medio año, me ha dado esa perspectiva que no conocía y que ignorantemente descalifiqué. El hecho de sentir el vivo de un programa con todo y su correteo, la ansiedad que te produce y la desesperación de que salga impecable definitivamente ha cambiado ese chip ridículo con el cual creía que en televisión habían puros incompetentes.


Todos los días me sorprendo con la calidad de profesionales que me rodean, por las ideas que aportan, por su conocimiento y la capacidad de coordinación que tienen. La cantidad de cosas que he podido asimilar durante estos meses es increíble. Sé que mi lugar en el mundo televisivo llegó como una lección y estoy segura que también por las cosas que puedo aportar durante mi estadía.

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